sábado, 28 de agosto de 2010

¡Más malmas!

Era imposible no volver a Ikea a comprar más malmas. Es mi nuevo vicio, pese a todas las complicaciones que me surgen...
Compré otros 3, sin un dueño fijo.

El primero lo hice para mi madre a petición suya.
Lo hice de manera muy sencilla. Después de 2 o 3 manos de pintura acrílica color mantequilla, recorté unas calas que tengo en papel de arroz, las pinté de blanco por detrás para que la parte blanca de la flor no se volviese amarilla y las pegué.
Terminado de barnizar con spay satinado, lo adorné con unas tiras de puntilla.
Le ha gustado mucho, y a mí también.
(He descubierto una cosa: siempre siempre siempre hay alguna pelusa a la que se le ocurre aterrizar sobre el barniz recién echado. Yo lo llamo "efecto pelusa", y estoy bastante harta de él, jajajaja...)




El siguiente malma lo hice para mi hermano, también a petición suya.
Le gustan mucho los hibiscos, así que me pidió si le podía hacer un malma a él con un montón de hibiscos de colores.
¿Hibiscos de colores? WTF? Me imaginé una cosa tan fea y hortera que me negué a hacerlos de colores. Le propuse el blanco y negro y aceptó.
Me puse a diseñarlo en mi mente y quedaba genial, eso sí, con los hibiscos que yo tenía en una plantilla. Así que calqué las flores y las pinté a mano, porque terminaría antes.
Me quedó genial, y a mi hermano le encantó.
Lástima que él una noche, haciendo gala de ser el más patoso de la familia, derramó un bote de disolvente y, como pensó que no había sido nada, no le dio más importancia.
A la mañana siguiente, el medio bote de disolvente que había derramado se había comido toda la pintura de la parte de atrás del malma, había desgraciado la cola del espejo y había desencajado el marco de madera...
Un montón de horas de reparación y masilla para madera (fue la parte superior derecha) arreglaron el estropicio.




Y, por último, un malma que me dio muchísimo trabajo.
Comencé a diseñarlo para niña y venderlo.
Por una coincidencia, cambié de planes cuando mi hermano me lo pidió para la niña que acababa de tener un amigo suyo.
Entonces, al pintarlo, decidí echarle pintura nacarada rosa y no fui capaz de dejarlo como quería.
Eché más cantidad de pintura y fui borrándola con una servilleta. El efecto quedó chulísimo.
Caí en que ese color no iba a quedar bien con los dibujitos, así que se me ocurrió la brillante idea de pintar las zonas del decoupage con rosa claro.
Sí, sí... Todo bien, hasta que pinté de nuevo con nacarado, y me quedaron unas marcas cuadradas espantosas. (¡GRRRRRRRR!)
Después de la rabieta, me puse a lijarlo todo hasta darle un aspecto desgastado y precioso. Vale, ya estaba.
Después de 2 manos de barniz me cansé y le eché barniz en spray. Al ser barniz de bricolaje, se me estropeó al darle spray.
Me quedó el barniz todo arrugado y raro. El rebote y lo triste que me puse fueron épicos, peeero por casualidades de la vida, una buena amiga me envió un mail que leí en el momento más oportuno.
Le di una segunda oportunidad (o una cuarta) al malma y al decoupage, y terminó gustándome el resultado.
Le he sacado el lado bueno a mi error: ¡ya sé hacer un nuevo efecto, aparte del craquelado! Jajajajajaja...
Ahora, esperaré pacientemente a que mi hermano le entregue el malma a su futura dueña, y a que me cuente la opinión de los padres.
Le diré a mi hermano que le dé mi teléfono a sus padres por si le quieren poner nombre y fecha...



Detalle del desastre:



Espero que os gusten. Os mando un besote, y os deseo que paséis un buen fin de semana.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Bordado viejo

Como estos días estuve ocupada cosiendo unos uniformes para mi hermano, continúo con el tema aguja e hilo para hacerle un homenaje a un bordado que realicé hace varios años.

Por aquel entonces tenía la manía de personalizar toda mi ropa con bordados, puntillas, abalorios, etc.
La víctima de aquella semana fue mi pantalón marrón favorito. Había visto el bordado en una revista. Lo calqué, lo transferí al pantalón con papel carbón (o algo así) amarillo y le di mil vueltas al bordado para averiguar qué color de hilo quedaría mejor.
Me decidí por el marrón chocolate. Cogí un bastidor pequeñito y empecé a coser. Usé punto cadeneta y lanzado.




Un besote, y pasad buena semana. ^_^

jueves, 19 de agosto de 2010

Va de jabones...

En estas últimas semanas he hecho varios conjuntos de platito y jabón, y algunos jabones sueltos.
Le hice a mi prima Aroa un conjunto precioso. Tiene 12 años, y como ya es una chica, le regalé unas cosas muy femeninas: un jabón con olor muy fuerte a rosas y de ese mismo color, adornado con unas flores de cerezo muy delicadas y su inicial en dorado.
El platito, a juego, lo pinté de color rosa ballet de Folk Art, después de haberle echado craquelador. Para terminar, pinté toda la parte trasera de dorado y le apliqué barniz.
A ella, por suerte, le gustó muchísimo, y no se creía que lo había hecho yo.
(¿Por qué nadie me cree?)


El siguiente conjunto lo hice para poner a la venta.
Como están de moda las vacas, pues hice uno de vaca.
Compré un pañuelo con estampado de vaca y otro con vacas enteras.
Para el jabón recorté una vaca entera y le pinté hierba. Quedó muy simpático.
Para el platito usé un pañuelo entero más una carita de vaca. Me quedó bastante arrugado, pero lo arreglé y quedó perfecto. Lo único negativo fue que el color negro quedó muy claro. Pinté a mano todas las manchas de negro y luego le di una capa de color blanco y barniz. Me encanta.


Una amiga de mi tía vino a pasar unos días a Coruña, y vio los jabones que le había hecho.
Se enamoró de ellos y me pidió que le hiciera 2: uno de tonos azules y otro de tonos rojos.
Buscando entre mis servilletas, encontré unas que me gustaron bastante y se los hice.
Al azul de violetas, para hacerlo más a juego con las "pistas" que ella me dio, le pinté los bordes con azul después de haberle echado craquelador. Quedó muy raro pero bonito.
Al rojo le puse una amapola porque no se me ocurría qué otro dibujo ponerle...
Esto de hacer cosas a ciegas me asusta bastante, pero al menos le gustaron mucho, y respiré aliviada.


Y, por último, le hice un regalito jabonoso a una amiga. Mi osa amorosa le comentó que yo hacía estas cosas y ella se mostró bastante interesada.
Le enseñé unas fotos que de casualidad tenía en la tarjeta de la cámara y le gustaron mucho, así que le hice uno y se lo entregué ayer con la excusa de haber sido su santo hace nada.
Se lo hice con unas rosas vintage que me gustan mucho. Sólo hay una pega con esa servilleta: DESTIÑE, ¡GRRRRRRRRRRRRRRR!!!
(Por cierto, Sandra, gracias por la ayuda con este tema.)
En fin... En lugar de ser de tono marrón, me quedaron de un extraño color anaranjado. Por suerte no se estropeó del todo y quedó muy bonito.
A ella le gustó mucho, y me prometió no usarlo en una temporada, pese a mi insistencia en que era para usar, jajajajaja...


Esto es todo por hoy. Gracias por vuestras visitas y, sobre todo, por vuestros comentarios. Me alegran mucho. Un besote. ^_^

viernes, 13 de agosto de 2010

¡Mis primeros malmas!!

¡Pooooor fiiiiiin! Me moría de ganas por hacer un malma. Llevaba meses viéndolos en Internet y se me caía la baba...
Podría haberlos comprado online, pero no me hacía gracia. Así que esperé pacientemente hasta que abriera Ikea aquí en Coruña.

¡Y llegó el día de ir! Esperé un par de semanas desde su inauguración, y aún así estaba a reventar de gente...
Por suerte me dio igual, yo iba con una meta fija: comprar 3 malmas. ¡Y ya están terminados!

El primero se lo hice a mi primita, que está de cumple. Me dijo que le encantan las flores, y que le hiciera algo a juego con la pared de su habitación (rosa fucsia como la mía). Fui a la tienda de manualidades y encontré la servilleta perfecta, preciosa (¡Como la tuya, Sandra!).
Pinté el marco de color mantequilla y pegué la servilleta entera (buf, qué trabajo).
Luego unas capas de barniz y listo.
Con sus pequeños defectos, quedó absolutamente precioso. A todos les encantó.


Ya puestos, le hice un malma a mi osa amorosa Irene, que es mi mejor amiga.
Había comprado unas servilletas con "estampado de gatito" especialmente para ella. Tardé un tiempo en encontrarles el lugar. Finalmente, el malma me pareció perfecto.
Lo dejé sin pintar para que, al pegar la servilleta, la parte naranja se hiciese transparente y se le vieran las vetas de la madera. Efecto conseguido.
Luego, para rematar, pinté todos los bordes de negro. El resultado fue espectacular. Quedó tan tan tan bonito que estoy pensando en hacer más...
Ella casi se muere cuando lo vio. Le gustó tantísimo que se quedó muda.



Para terminar, le hice un malma a una prima muy especial que vive algo lejos, y a la que casi nunca veo. Aprovechando la visita por las fiestas de su pueblo, le voy a entregar un malma precioso, que me costó sudor y sangre hacer.
Elegí la misma servilleta con tulipanes que había usado en un abanico. Tenían el tamaño ideal. Sólo había una pega para mi gusto: el malma quedaba demasiado vacío. Entonces... Se me ocurrió la gran idea de hacerle un craquelado por todo el marco.

Una vez diseñado en mi cabeza, le di forma. Primero pinté la zona de color marrón. Le eché craquelador y luego pinté por encima con color mantequilla (mi nuevo color estrella).
Me quedó un ligero borde marrón sin craquelar, y la capa de color era tan fina que se veía todo. Horas de retoque consiguieron un efecto muy currado.




Espero que os gusten tanto o más que a mí. Un besote para todas. ^_^

viernes, 6 de agosto de 2010

Dos abanicos chungos

Y es que, últimamente, no he tenido buena mano con los abanicos.
El primero lo encontré en el baño mientras limpiaba. Estaba en el fondo de un cajón y, al estar el deshumidificador siempre en marcha, secó tanto la madera que se me rompieron buena parte de las varillas.
Al menos quedó bastante mono, así que lo pegué en la pared del pasillo.


El segundo lo compré a propósito para mi tía. Habíamos ido a Santiago hace nada, y como sabía que haría mucho calor me llevé el abanico. Fue todo un éxito, tanto decorativo como útil.
A mi tía, para no variar, se le caía la baba con él, y me pidió que le hiciera uno, que pasaba mucho calor...

Vale, se lo hice. Elegí unas azucenas porque me parecieron preciosas. Pensé que quedarían divinas sobre un fondo blanco y rodeadas de dorado... Pues no, no quedaron tan bien. Y es que en mi cabeza tenía un aspecto distinto y más bonito.
Es, sin duda, la cosa más horrorosa que he hecho en mi vida. Y todo por culpa de añadirle el dorado. ¡GRRRR!!
A mi madre le gusta, para no variar. Confirma mis sospechas de falta de objetividad.
Como se puede usar, se lo daré a mi tía, que fijo que a ella también le gusta, y ya le haré uno más decente cuando tenga tiempo.



Besos, y buen finde...

lunes, 2 de agosto de 2010

Regalito para una desconocida

Hace unos días, vino de visita mi primo. Lo quiero con locura, y hacía unos años que no lo veía.
Me enteré de que venía con su novia, a la que no conocía, y con la alegría de verlo se me ocurrió hacerle un regalo a su novia, ya que andaba yo algo escasa de gente nueva a la que regalarle algo.

No sabía qué cosas iba a hacer, pero sí tenía claro que una cesta caía fijo. Después un jabón, un platito y un tarro a juego...
Una serie de inseguridades inundaron mi mente:
"¿Qué tipo de dibujo elegir para una chica a la que no conozco de nada? ¿Flores? ¿Y si no le gustan las flores? ¿Animales? ¿Y si no le gustan? ¿Y si no le gustan los regalos o lo que yo hago? Mierda, tengo miedo."...

En fin, que las ganas de hacer algo pudieron con el cague. Busqué entre mis servilletas y me pareció muy apropiada una con flores de cerezo (o algo así).

Primero: el jabón.
Fácil y rápido. Le añadí filigrana dorada para rellenar. Unas capas de barniz cerámico transparente y terminado.

Segundo: jabonera.
Tras pegar la flor, la pinté de blanco por detrás y luego añadí craquelador a todo el cristal. Una vez seco, le di una mano de pintura rosa ballet de marca FolkArt. En cuanto craqueló, le di una segunda mano de pintura por algunas zonas para reducir el craquelado.
Una vez seco todo, pintura dorada y sellado con barniz cristal.



Tercero: el tarrito para las bolas de algodón.
Fue muy fácil, ya que sólo recorté un par de flores. Di a la tapadera una capa de Alkyl y luego una mano de pintura blanca. Pegué las flores y retiré la pintura con un bastoncillo humedecido. Luego barniz cerámico transparente y listo.



Cuarto: la cesta.
Elegí el motivo más grande que tenía la servilleta, y me puse a recortar. Pasada hora y media ya estaba hasta las narices de tanto recorte... Y es que al ser flores tan pequeñas, con tanto detalle y tanto agujerito en medio fue muuuy difícil de recortar.
Le di 2 manos extra de pintura blanca a la cesta y luego coloqué el dibujo como más o menos iría bien. Una vez en su sitio, pincel, Alkyl y rezar para no estropearlo.
Tuve mucho cuidado para que todas las flores quedasen estiradas. Sólo con una no lo conseguí, así que el resultado del trabajo fue inmejorable.



(Bueno, mi hurona decidió que la cesta molaba un montón y no había manera de sacarla de dentro. Como estaba pendiente de que no se cayera, la foto no fue la mejor del mundo, pero quedó muy graciosa al menos. :D)

Metí todos los regalitos envueltos en la cesta, añadí un par de velas aromáticas y un detallito más. Se lo entregué a su dueña en cuanto la conocí y le encantó (¡QUÉ BIEEEEN!!).
Unos días después, mi tía y mi prima vieron todo y me miraron con odio por no haberles hecho algo así de bonito a ellas. Ahora son las siguientes (otra vez) en mi lista de regalos...

Estuve algo liada días atrás con las visitas familiares, y luego algo enfermilla. Se me ha acumulado el cotilleo, así que me iré poniendo al día esta semana. Un besote a todas y pasad una feliz semana.